sábado, agosto 01, 2009

Levítico 18:22
o
Marvin Harris y los estilos de vida

¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?, ¿cuál fue el pecado de Sodoma?, ¿cómo interpretar las palabras del Levítico?, ¿qué significa, en este libro, el término abominación? Pero sobre todo, si realmente el Antiguo Testamento condena los actos homosexuales ¿por qué lo hace? ¿Qué tenían en mente los hombres que escribieron aquello de “no te echarás con varón como con mujer: es abominación”?

Los trabajos del antropólogo Marvin Harris pueden ayudar a encontrar respuestas.

¿Tienen los estilos de vida una explicación racional? Sí para Marvin Harris.

Harris defendía que los estilos de vida son irracionales sólo en apariencia. Veamos un estilo de vida: los hindúes se niegan a comer carne de vaca aun cuando mueren de hambre. ¿Es esto racional?, ¿cómo explicar este comportamiento?

En Vacas, cerdos, guerras y brujas Harris examina estilos de vida que, como el ejemplo que mencioné, parecen enigmas insolubles.


En el prólogo explica que ciertos estudiosos de las ciencias sociales consideran que los estilos de vida no pueden ser explicados, esos expertos afirman que “sólo Dios sabe por qué los kwakiutl queman sus casas, por qué los hindúes se abstienen de comer carne de vaca, o los judíos y musulmanes aborrecen la carne de cerdo, o por qué algunas gentes creen en mesías mientras otras creen en brujas.” Pero no pueden encontrarse explicaciones cuando se considera que no hay respuestas satisfactorias a los enigmas.

Harris parte de un supuesto: “la vida humana no es simplemente azarosa o caprichosa.” Así, al investigar teniendo su supuesto en mente, encuentra la recompensa: la anhelada explicación: “Con los años he descubierto que los estilos de vida que otros consideraban como totalmente inescrutables tenían en realidad causas definidas y fácilmente inteligibles.”

Harris era un antropólogo materialista. Afirmaba que los fenómenos culturales pueden explicarse estudiando las circunstancias prácticas. Para este autor, los estilos de vida parecen misteriosos porque se valoran las explicaciones espiritualizadas; en cambio, Harris decía que lo que se debe hacer es buscar las actividades ordinarias (triviales o vulgares) en que se fundan: “Entiendo por explicación trivial o vulgar la que se apoya en la tierra y está integrada por tripas, sexo, energía, viento, lluvia y otros fenómenos palpables y ordinarios.” Así, la razón por la que los judíos no comen carne de cerdo no estaría en los cielos, sino en la tierra. Entonces, siguiendo los argumentos de Harris, la explicación al Levítico 18:22 también estaría fundamentada en cuestiones terrenales.

Pero Harris también explicaba que buscar razones materiales no es fácil, ya que puede ser complicado encontrar los factores materiales que están involucrados en el estilo de vida que se busca comprender: “Cada estilo de vida se halla arropado en mitos y leyendas que prestan atención a condiciones sobrenaturales o poco prácticas.”

Otra dificultad que se presenta es que los que participan en un cierto estilo de vida son incapaces de explicarlo (la conciencia cotidiana no puede explicarse a sí misma), Harris consideraba que nuestro estado mental ordinario es ya una conciencia profundamente mistificada.

Al final del prólogo escribió sobre un tema polémico dentro de las ciencias sociales y la filosofía: ¿pueden estudiarse los fenómenos sociales de la misma manera como se estudian los fenómenos naturales?, ¿puede tratarse la conciencia humana como un objeto? Harris estaba convencido de que es posible dar una respuesta científica a fenómenos sociales como los estilos de vida. Y en su libro hay algunas respuestas, mismas que no consideraba certeras, sino sólo probables y razonables. Y es mejor –argumentaba- una respuesta probable a la falta de respuesta. ¿Pueden existir otras explicaciones alternativas? Claro, y Harris se mostraba dispuesto a preferirlas siempre y cuando “cumplan mejor los requisitos de demostración científica y en la medida que expliquen tanto.” Dos de los estilos de vida que analizó son el amor hindú a las vacas y la razón por la que los judíos no comen carne de cerdo.

Vamos a su obra. No comentaré detalladamente las ideas que desarrolla al respecto, sólo mencionaré que se trata –como ya lo decía el autor en el prólogo- de cuestiones prácticas.

Los hindúes, al no comer carne de vaca, obtienen más beneficios energéticos (la India, afirma Harris, utiliza su ganado vacuno con mayor eficiencia que Estados Unidos). El pueblo elegido, de no haber existido la prohibición de comer carne de cerdo, hubiera afectado dramáticamente el ecosistema.

Sobre este último punto escribe Harris. “Creo que la Biblia y el Corán condenaron al cerdo porque la cría de cerdos constituía una amenaza a la integridad de los ecosistemas naturales y culturales de Oriente Medio (...) los cerdos constituían más una amenaza que una ventaja para las poblaciones agrícolas aldeanas y semisedentarias.” Harris analiza las condiciones existentes en la región y algunos aspectos fisiológicos de los cerdos.

Llegamos a un punto importante: la forma en la que el cerdo se convirtió en un tabú religioso. Harris escribe: “Como sucede con el tabú que prohíbe comer carne de vaca, cuanto mayor es la tentación, mayor es la necesidad de una prohibición divina. Generalmente se acepta esta relación como adecuada para explicar por qué los dioses están siempre tan interesados en combatir tentaciones sexuales tales como el incesto y el adulterio. Aquí lo aplico simplemente a un artículo alimenticio tentador. El Oriente Medio es un lugar inadecuado para criar cerdos, pero su carne constituye un placer suculento. La gente siempre encuentra difícil resistir por sí sola estas tentaciones. Por eso se oyó decir a Yavhé que tanto comer el cerdo como tocarlo era fuente de impureza. Se oyó repetir a Alá el mismo mensaje y por la misma razón: tratar de criar cerdos en cantidades importantes era una mala adaptación ecológica. Una producción a escala pequeña sólo aumentaría la tentación. Por consiguiente, era mejor prohibir totalmente el consumo de carne de cerdo, y centrarse en la cría de cabras, ovejas y ganado vacuno. Los cerdos eran sabrosos, pero resultaba demasiado costoso alimentarlos y refrigerarlos.”

Pero hay también otros alimentos que se prohíben en la Biblia, ¿cuál es la explicación en cada caso? Harris esboza la respuesta, y a continuación anota lo que puede llevarnos a responder las preguntas planteadas al inicio de esta entrada: “Ahora es el momento adecuado para rechazar la afirmación que sostiene que todas las prácticas alimenticias sancionadas por la religión tienen explicaciones ecológicas. Los tabúes cumplen también funciones sociales, como ayudar a la gente a considerarse una comunidad distintiva. La actual observancia de reglas dietéticas entre los musulmanes y judíos que viven fuera de sus tierras de origen del Oriente Medio cumple perfectamente esta función.”

Ahora pregunto ¿cómo explicar la orden “no te echarás con varón como con mujer: es abominación”? ¿Se ocupó Harris de este asunto? Si lo hizo, agradeceré que el lector me lo haga saber. Nuevamente transcribo una frase del anterior párrafo: “Los tabúes cumplen también funciones sociales, como ayudar a la gente a considerarse una comunidad distintiva.”

De hecho, Daniel Helminiak, en su texto Lo que la Biblia realmente dice sobre la homosexualidad, es lo que propone.


Helminiak afirma: “De acuerdo con la creencia judía, Israel era el ‘pueblo elegido de Dios’ y estaba unido a Dios por medio de un convenio, un pacto. Ese convenio requería que los israelitas no tomaran parte en las prácticas religiosas de los cananitas, el pueblo que los israelitas habían conquistado ‘con la ayuda de Dios’ y cuyo territorio habían tomado como su ‘tierra prometida’. Para permanecer separados de los gentiles, para ser como Dios el Señor y no como otra gente, era para ser ‘santos’, apartados, ser diferentes, escogidos, parecidos a Dios, bendecidos. Entonces, el cometido principal del código de santidad era mantener a Israel diferente de los gentiles (...) La homogenitalidad hacía que un hombre fuera como un Cananita.Y para los israelitas, el pueblo elegido de Dios, esto era inaceptable.”

¿Será esa la razón de ser de la orden que aparece en el Levítico?

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