lunes, agosto 06, 2007

EROS

Para Josafat


Se decía que los habitantes de Sodoma eran pusilánimes, que el pavor a morir los obligaba a ser esclavos de los placeres. Es verdad que para nosotros el placer era un encantamiento que nos hacía olvidar que algún día ya no seríamos. Cuando Lot y yo éramos jóvenes, y él se tendía sobre mí, la muerte se alejaba, despojada de sus armas, vencida por el peso de su cuerpo tibio. En las primeras noches, mientras en la ciudad otros se amaban al mismo tiempo que nosotros –y qué benévola y fraternal me parecía esa coincidencia, estar unidos en el gozo con otros de los que no sabíamos ni el nombre-, creí entender para qué nos había sido otorgada la vida. En Sodoma el deseo y la belleza, efímeros y todopoderosos, son sagrados.

La mujer de Lot. Verónica Murguía.

Un ángel ebrio caminando de madrugada por las calles de la ciudad de México es una presa fácil.

Estaba cerca del Palacio de Bellas Artes cuando lo encontró su victimario. El joven alado ni siquiera se percató de que era observado.

El ángel se lamentaba por un amor perdido. Habían ya transcurrido dos años desde que su amante había partido, y aún no podía superar aquella ruptura.

“¿En qué lugar del universo te encuentras?, ¿aún recuerdas nuestro amor?, ¿pensarás todavía, aunque sea sólo de vez en cuando, en lo mucho que nos quisimos?...”, preguntó a gritos. El silencio fue la única respuesta que obtuvo, sacó de su chamarra una botella de alcohol y le dio un trago. Los cientos de ángeles y humanos con los que había salido (y con los que había fornicado) de nada le habían servido... simplemente no podía olvidar a su antiguo amor.

Ángel caminó hasta las afueras del metro Salto del agua; decidió sentarse al borde de la banqueta; a sus espaldas, victimario permaneció de pie.

Ángel comenzó a llorar.

Victimario no pudo evitar ponerse nervioso cuando pasaron dos trasnochadores; “nada de testigos, por favor”, pensó y se recriminó por haberse alterado por el paso de simples mortales. Y es que sabía que lo que planeaba hacer podría costarle muy caro. Una cosa es alimentarse de seres humanos, otra hacerlo con uno de Ellos.

Ángel le daba otro trago a su botella cuando victimario se sentó a su lado. Victimario no pudo evitar sentir ternura por aquel que en unos minutos dejaría de sufrir, y también se reprochó por ello. “¿Ternura por mi alimento?, me doy asco.”. ¿Pero hay alguien que no se conmueva con un ángel que de tan joven aún cree en el amor? “El amor es un burdo engaño, pero no podrás llegar a saberlo”, pensó victimario.

El vampiro acarició la mejilla del muchacho. Las lágrimas de ángel humedecieron la mano de quien se convertiría en su verdugo. Victimario llevó su mano a sus labios. En cuanto la lengua del vampiro tuvo contacto con aquellas lágrimas, la ternura cedió su lugar a la excitación.

Ángel volteó asustado. La fogosidad del vampiro aumentó al observar el bello rostro del adolescente. Ángel intentó en vano levantarse. Victimario sonrió con el objetivo de calmar al jovencito, pero ángel pensó que aquella sonrisa no podía significar algo bueno.

-No deseo hacerte daño. –Explicó victimario tratando de calcular la edad de ángel, concluyó que no pasaría de los 17 años.

-Me hablaron de ustedes... me previnieron, me dijeron que me cuidara... si hubiera escuchado... –Balbuceó el hermoso ángel.

-Conmigo de nada tienes que preocuparte.

Victimario, tratando de ser convincente, tomó la mano de ángel. Ángel sonrió, y victimario, sin poder contenerse, besó aquellos sensuales labios.

-Nadie merece tus lágrimas. –Victimario sintió tanta rabia por haber pronunciado aquellas palabras que de inmediato soltó la mano de ángel. “Si no te controlas terminarás pidiéndole que sea tu novio.”, se dijo a sí mismo.

-Yo aún lo amo.

Y el llanto volvió a hacer acto de aparición. Ángel dio otro trago a la botella, y ofreció un trago a victimario.

-Parece que tú lo necesitas más, de cualquier forma lo acepto... Rechazarte sería una descortesía de mi parte.

Después de unos minutos de silencio, ángel reinició la plática.

-¿Te has enamorado?, ¿te han roto el corazón?

Victimario sonrió, si se había enamorado en algún momento de su larga existencia, ya lo había olvidado. ¡Seis siglos no son poco, y vaya que el tiempo no pasa en vano!

-No recuerdo, aprendí rápido.

-¿Aprendiste qué?

-Que el amor es un invento... Se trata de un concepto cuya única finalidad es manipular la sexualidad de los demás... Es una forma de opresión, de control...

-No te entiendo. –Ángel limpió sus lágrimas y bebió más.

-Eres muy joven, por ello es que no te has dado cuenta de eso. Te metieron en la cabeza esa tontería de encontrar a alguien especial con quien pasar toda tu existencia... –Estuvo a punto de exponer lo que por tantos años había reflexionado, pero ángel estaba tan borracho que hacerlo hubiera resultado absurdo.

-Pero... él sí era especial...

Victimario sonrió nuevamente al tiempo que acariciaba las alas de su interlocutor. Ángel pensó que aquel vampiro era fascinante, y sin poder contenerse besó sus labios.

-Estás amargado. –Espetó ángel sonriendo.

-¡¡¿Qué?!! –A victimario le sorprendió aquella frase, pensó en golpear al atrevido, pero de la boca de ángel salió otra sorprendente frase.

-No te enojes y dame otro beso.

Y al beso le siguió otro, y a éste, otro, y...

Después vinieron las caricias, y posteriormente llegaron a la conclusión de que necesitaban comprar algunas botellas de mezcal, de que hacía mucho frío y de que sería mejor dirigirse a un hotel.


***

Durante las siguientes horas aquel par disfrutó de una mezcla de dolor y placer.

¿Cuántos gemidos se escucharon antes del amanecer? Imposible saberlo. También imposible es saber el número de sollozos lanzados por cada uno. La faena sólo llegó a su fin hasta que ambos estuvieron satisfechos, y para que tal cosa sucediera fueron necesarios más de cien embates por parte del vampiro, y de mil por parte de ángel. Placer y dolor en una perfecta mezcla.

Victimario se recriminó por no haberse atrevido a hacerlo antes. Que estaba violando la ley era cierto. Que el castigo por aquella acción podía ser terrible también lo era. Pero también cierto era que había valido la pena.

Una vez que terminaron, los dos fueron vencidos por el sueño.

Victimario jamás había sentido tanto placer, aquello le había resultado por completo novedoso, como si hasta ahora realmente hubiera tenido su primera experiencia sexual... Ángel también disfrutó de la jornada... pero en realidad había sido como cualquier otra.

Y es que victimario jamás había estado con uno de Ellos. Ángel, en cambio, ya había estado con muchos otros similares a victimario...

***

La luz del sol despertó a ángel. Ya eran las siete de la mañana, sabía que era el momento de terminar con aquello. Miró al vampiro y lo comparó con su antiguo amor (aquel que le había mostrado lo que era el auténtico goce). Victimario no era más que un vampiro común y corriente, nada especial.

Especial era el vampiro al que extrañaba. Excepcional era aquel por el que sufría, aquel que se había marchado después de haberlo convertido en lo que ahora era.

Clavó sus colmillos en el cuello de victimario y sin titubear le succionó la vida. Victimario dejó de respirar y ángel lo miró con indiferencia.

El apuesto adolescente se duchó, y después de arreglarse un poco salió del hotel. “Por cierto, ¿a qué hora y en dónde conocí a este vampiro?... ¡Qué más da!” Le urgía tomarse algo para aliviar el dolor de cabeza que le recordaba la enorme cantidad de alcohol bebida la noche anterior...

“¿En qué lugar del universo te encuentras?...”

Un ángel ebrio caminando de madrugada por las calles de la ciudad de México puede resultar mortalmente peligroso.

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