jueves, junio 01, 2006

AMOR Y SEXO EN LA VIDA DE WITTGENSTEIN
(Primera parte)


Un homosexual dado a arrebatos de promiscuidad incontrolable

Cuando Ray Monk se encontraba realizando la biografía del filósofo Ludwig Wittgestein, con frecuencia le preguntaban “¿Qué vas a hacer con respecto a las afirmaciones de Bartley?”

Monk explica: “Según Bartley, mientras Wittgenstein estudiaba para maestro y vivía en una pensión de Viena, descubrió una zona en el cercano Prater (un gran parque de Viena, quizá análogo al Richmond Park de Londres), donde ‘unos rudos jóvenes estaban dispuestos a satisfacerle sexualmente.’”

William Warren Bartley III cuenta que una vez que Wittgenstein descubrió este lugar “apenas podía mantenerse alejado de él. Varias noches por semana huía de sus habitaciones e iba a paso vivo hasta el Prater, poseído, tal como se lo expresó a sus amigos, por un demonio que apenas podía controlar. Wittgenstein se encontró con que prefería el tipo de jóvenes homosexuales francos y rudos que podía encontrar caminando por los senderos y callejas a los jóvenes ostensiblemente más refinados que frecuentaban el Sirk Ecke de la Kärtnerstrasse y los bares vecinos de los confines de la ciudad”.

Después de la Primera Guerra Mundial, Wittgenstein renuncia a su fortuna (había regresado a Viena como uno de los hombres más ricos de Europa), y decide convertirse en maestro de escuela elemental. Las actitudes y decisiones de Wittgenstein resultaban incomprensibles. Su hermana Mining explicaba: “Le dije que imaginármelo, con una mente ejercitada como la suya en filosofía, de maestro de escuela elemental era para mí como si alguien utilizara un instrumento de precisión para abrir cajones”. Wittgenstein le respondió: “Me recuerdas a alguien que está mirando a través de una ventana cerrada y no puede explicarse los movimientos extraños de quien pasa por delante. No sabe qué tipo de tempestad hace estragos fuera ni que esa persona tal vez sólo con muchos esfuerzos puede tenerse en pie.”

Atormentado estaba el espíritu del filósofo (durante la guerra también lo había estado, de hecho lo estaría casi toda su vida), esperaba que las decisiones que estaba tomando le condujeran a la paz interior. Franz Parak había sido compañero de Wittgenstein en el campo de prisión en Monte Cassino; según Franz, el filósofo-místico seguía los Evangelios al renunciar a su fortuna y hacerse maestro: Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y sígueme.

Así, a finales de septiembre de 1919 (para ese momento ya había repartido su dinero entre sus hermanos) se instaló a las afueras de Viena, sólo tenía que caminar diez minutos para llegar a los prados del parque del que habla Bartley.

De aquel sitio Bartley afirma: “Y era a este especial lugar –que todavía se usa por la noche con la misma finalidad y es tan peligroso como entonces- a donde Wittgenstein se apresuraba a ir siempre que vivió allí o visitó Viena”.

Pero ¿Bartley proporciona evidencia al respecto? No, según Monk. Bartley se limita a afirmar que se basa en los relatos que confidencialmente le hicieron algunos amigos de Wittgenstein.

Bartley cuenta lo siguiente con respecto a la investigación que realizó: “Así pues, no sin cierta desconfianza alquilé un coche en Viena todas las mañanas durante buena parte de un verano para trasladarme, con miedo a no sacar nada en limpio, a los remotos pueblos de Trattenbach, Otterthal y Puchberg, situados en la baja Austria, la parte conocida como Semmeringo Neunkichen, en donde Wittgenstein enseñó desde 1920 hasta 1926 (...) Me acerqué a bares de homosexuales en Viena y Londres en busca de aquellos que conocieron, de otra manera, a Wittgenstein (...) Espero que de mi trabajo de campo –combinando las calles del tercer distrito de Viena, andando solo y con cierta aprehensión a través del Prater bien entrada la noche, trajinando por las calles polvorientas cerca de Hütteldorf y en Neunkirchen, conversando con aquellos que recordaban a Wittgenstein, lo mismo un viejo desdentado director de escuela en su ático que un homosexual de edad avanzada en su propio pub 'especial'- surgirá un cuadro algo más vivo de este periodo en la vida de un filósofo extraordinario”.

Bartley cuenta que hacia finales de abril de 1920 Wittgenstein tuvo que mudarse a un lugar más cercano al Prater. “Fue durante este tiempo en el que se vio implicado en el comportamiento con más promiscuidad en su vida”.

Monk afirma que a pesar de la ausencia de pruebas, las afirmaciones de Bartley gozan de cierta aceptación: “Parece ser que muchas personas encuentran tan natural pensar en Wittgenstein como en un homosexual promiscuo y lleno de remordimiento que tienden a aceptar las afirmaciones de Bartley sin ninguna prueba. De algún modo ‘encaja’ con la imagen que tienen de Wittgenstein: hasta tal punto que la imagen de Wittgenstein vagando lleno de remordimientos por los senderos del Prater en busca de ‘rudos jóvenes homosexuales’ se ha convertido en parte indeleble de su imagen pública”

Para Monk, los albaceas del filósofo, entre ellos Elizabeth Anscombe, han contribuido a la popularización de esta imagen, ya que han afirmado que preferirían que la gente no se interesara en la vida personal del filósofo. Por otro lado, las observaciones más personales de Wittgenstein no han sido publicadas.

Bartley escribe que trataron de impedirle la publicación de sus descubrimientos: “varios de los albaceas literarios y familiares de Wittgenstein amenazaron con proceder legalmente para suprimir la publicación del libro y se dirigieron a los editores ingleses con la intención de persuadirles de que pararan la publicación”; los albaceas también “establecieron contacto con aquellos a los que mencionaba entre los agradecimientos, pidiéndoles que se disociaran de mí y que me retiraran el permiso para usar sus nombres.”

Esto lleva a pensar a la gente que se está tratando de ocultar la promiscuidad homosexual de Wittgenstein.

Las “horrorosas” afirmaciones de Bartley provocaron reacciones como la siguiente: “en el Centro de Documentación sobre Wittgenstein, en Kirchberg am Wechsel, en Austria, sede del congreso internacional anual sobre Wittgenstein, se dedicaron dos sesiones a demostrar que Wittgenstein no era homosexual y que mi explicación era verfalschend (errada)”.

¿A qué se deben estas reacciones? Según Bartley el primer problema al abordar la orientación sexual de Wittgenstein, es que la sexualidad -por sí misma- es un tema que a muchos les causa conflicto: “Es improbable que se pueda tratar con alguna ecuanimidad la homosexualidad hasta que se trate de esa manera la misma sexualidad. Y parece poco probable que, a pesar de la evolución del siglo pasado, esto haya de ocurrir pronto”. Además aclara que al tratar el tema no critica a Wittgenstein por sus preferencias o actividades sexuales.

Para Bartley no hay ninguna razón para seguir discutiendo si Wittgenstein era o no homosexual, ya que su orientación sexual “ha sido ratificada por sus propias afirmaciones en sus diarios cifrados”.

Bartley afirma que los albaceas de Wittgenstein poseen las notas en las que el filósofo anotó su homosexualidad, se trata de dos cuadernos en código:

El primero data del periodo de la Primera Guerra Mundial y acaba antes de 1918: “En él discute sus deseos y ansias homosexuales, las recurrencias a la ‘sensualidad’ y el tipo de tormento que le producen. No hay allí, sin embargo, evidencia inequívoca de actividad homosexual, de forma que no se puede juzgar con certeza si la relación de Wittgenstein con su amigo David Pinsent –de quien se ha supuesto generalmente que era homosexual- implicaba relaciones sexuales activas”.

El otro cuaderno es posterior a 1928, “y revela no sólo que Wittgenstein estaba envuelto en actividades homosexuales, sino que tal pensamiento le produjo una gran angustia espiritual. En esas páginas, Wittgenstein encuentra horroroso el que tenga dichos deseos, aunque comenta, asimismo, que no puede acusarse a sí mismo por tenerlos. Este diario revela también que existía práctica activa homosexual en la relación de Wittgenstein con su amigo Francis Skinner”.

Bartley menciona otro documento: “Hay incluso una alusión a su homosexualidad en una carta de Wittgenstein a su hermana Mining, escrita en tiempos tan tempranos como los de sus días de estudiante de ingeniería en la Universidad de Manchester (1908)”.

Según Monk, quien afirma que tuvo acceso completamente libre a todos los textos en clave que poseen los albaceas literarios, lo que en esas notas aparece es el amor que sentía por David Pinsent, Francis Skinner y Ben Richards; “y en ese sentido ‘corroboran’ su homosexualidad. Pero no corroboran las afirmaciones de Bartley acerca de la homosexualidad de Wittgenstein. Es decir, no dicen ni una palabra de que fuera al Prater a buscar ‘rudos jóvenes’ ni hay nada en ellos que indique que Wittgenstein tuviera un comportamiento promiscuo en ningún momento de su vida. Al leerlos uno tiene la impresión de que era incapaz de tal promiscuidad, pues le incomodaba la menor manifestación del deseo sexual (homosexual o heterosexual).”

Más adelante abunda: “La excitación sexual, tanto homosexual como heterosexual, le turbaba enormemente. La veía como algo incompatible con el tipo de persona que quería ser”. Sobre este punto, M. O’C Drury, amigo íntimo de Wittgenstein, escribió: “la sensualidad, en cualquiera de sus formas, era completamente ajena a su ascética personalidad”.

Monk cree que la vida amorosa y sexual del filósofo sólo tenía lugar en su mente: “Resultaría completamente coherente con todo lo que sabemos de Wittgenstein el hecho de que encontrara fascinantes a esos rudos jóvenes homosexuales que encontró en el Prater, que fuera una y otra vez a ese lugar donde podía verlos, y que dejara constancia de esa fascinación en sus cuadernos. Pero también resultaría del todo coherente con lo que sabemos el que esos mismos jóvenes no supieran nada de la existencia de éste.” Monk cree que si Wittgenstein fue “sexualmente promiscuo”, sólo lo fue en su imaginación.

Rush Rhees y J. J. Stonborough están entre los autores que han tratado de refutar las afirmaciones de Bartley. No han tenido éxito. Según Monk, Rhees sólo afirma que “aun cuando lo que dice Bartley sea cierto, es ‘asqueroso’ por su parte repetirlo”. Stonborough sólo argumenta que de ser cierto, Wittgenstein hubiese sido chantajeado; Bartley ha presentado su réplica. De igual modo, Bartley explica (a pie de página) que uno de sus detractores, Adolf Hürbner, director del Centro de Documentación sobre Wittgenstein, cambió de opinión. En su libro “Bartley Refuted” (1978) negaba la homosexualidad del filósofo; en su libro “Wittgenstein” (1979) escribió sobre las tendencias homoeróticas del autor del Tractatus.

Para Monk, el punto importante (para confirmar o refutar a Bartley) es averiguar exactamente qué información recibió. Monk cree que Bartley posee un texto de 1919 ó 1920 en el que Wittgenstein narra uno de sus sueños. Cuenta Monk: “Si esta hipótesis (y reconozco que esto es pura especulación) es correcta, entonces este manuscrito debe ser la fuente de los supuestos ‘episodios del Prater’. De modo que le envié una carta a Bartley y le pregunté directamente si existía o no tal manuscrito; sólo dijo que revelar su fuente de información sería traicionar la confianza de alguien, y que no estaba dispuesto a realizar tal deshonestidad. Por tanto considero que esta hipótesis también podría ser falsa.”


REFERENCIAS

Warren, William. “Wittgenstein”. Ediciones Cátedra. Colección Teorema. Madrid.
Monk, Ray. “Ludwig Wittgenstein. El deber de un genio”. Editorial Anagrama. Barcelona. 2002.

6 comentarios:

Fernando_Death_Katharsis dijo...

Me parece absurdo basarse en supuestos, y más aún en afirmaciones incoherentes; y lo digo por que si Wittgenstein hubiese sido Homosexual y hubiera acudido a tal parque a tener sexo con dichos jóvenes de manera clandestina, se tuviera algún tipo de prueba, aunque fuera remota. Bartley afirma de manera vehemente la supuesta homosexualidad de Wittgenstein, pero resulta que se abstiene de mostrar pruebas irrefutables (lo más seguro es que no las tiene), por lo que considero sus suposiciones son falsas o malas interpretaciones.

Yo aquí sí voy a hablar de entendimiento, por que de ahí se deriva la base para comprender completamente a Wittgenstein, si Bartley se basa en la simple Psicología de las masas y el entendimiento de las mismas; pues en mi opinión está rotundamente en un error, por que para entender al genio Wittgenstein se debe alejar un poco del sentido común y la psicología masiva, yo como filósofo he traspasado las fronteras del entendimiento colectivo y común, he tenido esa sensación de necesidad de aislarse de las masas, si se quiere adoptar lenguajes más complejos que el de esas masas, es casi imposible lograrlo dentro con el convencionalismo que las envuelve. Yo tengo el cabello largo, y me resulta repugnante que a menudo hay homosexuales que me confunden como parte de ellos mismos "sólo por tener el cabello largo", es realmente repugnante y me ocasiona nauseas que usen su entendimiento colectivo y común para catalogar, aquellos que tenemos un criterio amplio sabemos que esas masas de gente se dejan llevar por el prejuicio, mismo que afectara su entendimiento y relación con las cosas. Por ello es muy fácil que esas masas llenas de borregos crean lo que dice Bartley. Tal vez la abstención de Wittgenstein le ocasionaba ansiedad sexual (como a cualquier humano), después de largos periodos de no tener sexo, la tensión y ansiedad aumenta, eso es natural y, no es ningún secreto de ese impulso vital llamado sexo. Por otra parte existen los trastornos neuronales, que ocasionan tremendo aislamiento en los individuos, y que en muchas ocasiones derivan en conductas absurdas, que son las que el individuo quiere evitar hacer, pero que dentro de ese intento por evitarlas lo hace, y en contra de su voluntad, por ello se llaman CONDUCTAS ABSURDAS. Wittgenstein, no creo que fuera homosexual, más bien no era entendido, y esa es la peor barrera para poder afirmar o refutar.

elhombrehamuerto dijo...

Querido Fernando, ¿qué es lo que te ha llevado a autoproclamarte "filósofo que ha traspasado las fronteras del entendimiento colectivo y común"? ¿Qué más da que Wittgenstein fuera o no homosexual?

pilingolocha dijo...

antes nada ke koños aces ablandonos de ti por medio de wittgensten, ke coños aces ablando de los dos komo si fueran uno mismo, uele mierda ridiculo. tu no dices nada de wittgenstein morro, nada, iiiiiiiiii se me ace ke no sabes nada. y aparte t dan asco los ombres mariposa, asi ke el del prejuicio y la intolerancia es otro, eres tú, y pues estas bien pendejo. Si wittgenstein no ablaba y se encerraba era por ke estaba arto fastidiado de el sinsentido egoista de nuestro mundo y de los selectos y exkisitos y probidos amigos ke lo rodeaban pero ke nada ke lo entendian. ke a ti no t ablen y no konoscas sociedad y ke de ello agas parte para decir ke tambien t encierras kuando es mas bien un "me rechazan", pues estan bien indigente mental. wittgesntein era un ombre solitario, si, por temporadas larguisimas, ke era despectivo y alejado de tratos largos,tambien, sumado a su gusto sufrido por la soledad, peeeeero el conocia gente y mucha, y de los mas influyente del mundo del pensamiento en esa epoca. asi ke no justifikes ni proyectes ni embarres ni no endilgues tus pesadas odiosas y cegadas kejas de ke nadie t abla disfrazandolas kon un: si nadie me abla es por ke yo no kiero. komo krees ke wittgenstein iba a estar kansado del mundosocial sin aberlo konocido sikiera antes. infeliz, tu eres el intolerante atrabancado ke me aces vomitar kon tus vanidades. puto. Y tocando a lo de su sexualidad eso es algo ke solo atañe a especialistas en Wittgenstein, y kiza ni a ellos les kompeta en realidad esto.pero, ke yo sepa aki no nos interesa el chisme de su sexualidad sino el higo maduro de su sabiduria.asi ke no nos platikes tu vida. Y, aunke sea improbable, y, si tienes ke hablar, aslo de tus ideas. Estuvo bueno el chiste de lo de ke eres punto y aparte kon el mundo y ke t sientes un filosofo. Já. arias ke parmenides se kagara en su toga de la risa. por de pronto yo lo ago en mis levi s.

Anónimo dijo...

Me parece totalmente veraz la adicción de Witt. por los hombres rudos; es , creo, la atracción homosex. más corriente (por algo hay poquísimas "parejas estables" o "igualitarias" gay) y lo digo por experiencia propia ; en todo caso, lo es por hombres heterosexuales, que aceptan actividad sexual por dinero o por algún tipo de retribución (influencias, un puesto laboral, etc..) Es el viejo "abuso de homosexuales"; y muchas veces los "sbusadores" (calificación exagerada) son tipos extremos de masculinidad : boxeadores, militares, deportistas, etc..; ellos siempre preferirán a una mujer, y sólo lo hacen con homosexuales femeninos y pasivos,y reiterando, por $$$ .Me dan risa los "sicólogos" que, mientras reconocen que TODOS los humanos, en ciertas circunstancias, (cárceles, ejércitos)modifican sus conductas sexuales, dictaminan que estos hombres rudos, (los más heterosexuales de todos) son "homosexuales" .

Anónimo dijo...

fernando cuando dices que has traspasado el entendimiento de los borregos, sin querer caes en lo que criticas, porque juzgar a los homosexuales diciendo que te dan nauseas es caer en el prejuicio de homofobia, como entenderas y espero que el entendiminto si te alcance para esto, no podemos decir que hemos traspasado en entendimiento sin dejar los prejucios atras, ojo con eso, saludos...

Anónimo dijo...

Creo que cada ser es diferente y más en su sensualidad y cada uno cual en situaciones diversas pue ser lo que le apetezca más lo que sé en mi experiencia cuanta mayor es su estereotipo masculino en la cama son los primeros que vuelven de espalda